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Demasiado para hoy: multitasking, estímulos constantes y la carrera por estar al día

Vivimos en un mundo que no frena. Donde lo urgente le gana a lo importante, y donde “estar ocupado” parece sinónimo de éxito. Pero… ¿cuánto de eso estamos realmente eligiendo?

Las notificaciones, las tareas pendientes, los grupos de WhatsApp, el correo, las reuniones que se solapan, los podcasts que hay que escuchar, los posteos que hay que leer, las herramientas nuevas que hay que probar… Todo se acumula. Todo parece urgente. Todo demanda atención.


Y en medio de esa avalancha, nos acostumbramos a vivir estresados. A trabajar haciendo varias cosas a la vez —el famoso multitasking— como si eso fuera una virtud, cuando en realidad es una de las principales fuentes de agotamiento mental.


El mito de hacer todo al mismo tiempo

Hacer múltiples tareas en simultáneo parece ser la nueva normalidad. Pero la ciencia lo desmiente: no somos más productivos cuando dividimos la atención, sino todo lo contrario.

Estudios demuestran que el multitasking disminuye la eficiencia, la calidad del trabajo y la concentración, y aumenta los niveles de cortisol, la hormona del estrés. A largo plazo, este ritmo sostenido tiene consecuencias: irritabilidad, problemas de memoria, ansiedad, y en muchos casos, burnout.


Lo más paradójico es que, aun sabiendo esto, seguimos exigiéndonos estar al día. Saber de todo. Responder a todo. No perdernos nada.


Estímulos por todos lados (y foco en ninguno)

Desde que empieza el día, nuestro cerebro se ve expuesto a miles de microinterrupciones. Notificaciones, mails, mensajes, avisos, alertas, publicidad, sonidos. Todo compite por nuestra atención.Y en ese ecosistema, mantener el foco es una batalla constante.

¿El resultado? Fatiga mental, baja tolerancia a la frustración, y una sensación permanente de que “no llegamos”.Sumale a eso la alta competitividad profesional, donde parecer desactualizado o “quedado” puede generar miedo, e incluso culpa.


¿Cómo se sale de esta rueda?

La respuesta no es desconectarse del mundo ni volverse improductivo. Es aprender a poner límites, gestionar los estímulos y redefinir lo que significa “estar al día”.

Algunas ideas para empezar:

✔️ Priorizar tareas y enfocarse en una sola por vez.

✔️ Desactivar notificaciones innecesarias.

✔️ Establecer horarios claros de inicio y cierre del trabajo.

✔️ Aprender a decir “no” sin culpa.

✔️ Incorporar pausas reales durante el día.

✔️ Entender que estar informados no es lo mismo que estar sobreestimulados.

✔️ Recordar que “más rápido” no siempre es “mejor”.


Un nuevo paradigma de bienestar

En Atlas Latam creemos que el bienestar en el trabajo no se alcanza sumando beneficios estéticos, sino transformando hábitos, liderazgos y culturas.

No alcanza con ofrecer yoga al mediodía si los equipos están sobreexigidos. No sirve hablar de “equilibrio” si se premia a quien responde mails a la medianoche.Y no es real el “autocuidado” si no hay un entorno que lo respete.

Construir entornos saludables empieza por entender que el bienestar no es un lujo: es una necesidad urgente.


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